Siglos XX y XXI
A inicios del siglo XX, la capital, como el país en general, se desarrolló en función de los ingresos generados por la exportación del café.
Como expresión de esa prosperidad fueron iniciadas diversas estructuras de edificios y plazas reconocidas en la urbe, tales como el Parque Dueñas, después conocida como Plaza Libertad (1900), Teatro Nacional de San Salvador y ex Casa Presidencial (1911), y el Hospital Rosales (inaugurado en 1902); todas ellas construídas en aras de hacer la localidad más cosmopolita.
Sin embargo, nuevamente los desatres naturales destrozaron muchos edificios de esos años con los terremotos de 1917 y 1919; y una inundación en 1922.
Por ser la sede del gobierno, en San Salvador ocurrieron importantes acontecimientos políticos a lo largo del siglo. Justo en los primeros años acaeció el magnicidio de Manuel Enrique Araujo el 4 de febrero de 1913 en la Plaza Barrios; años más tarde arribaría al poder, a través de un golpe de estado, Maximiliano Hernández Martínez (1931), en medio de la crisis económica que resultó en la caida de los precios del café en la época de la Gran Depresión. A partir de entonces iniciaría una época de agitación política con el predominio del estamento militar.
En la década de los años 1970, con el aumento de la violencia politica, San Salvador fue el escenario de numerosas protestas populares de diversas organizaciones opositoras al régimen; la mayor de ellas, registrada en la historia del país, ocurrió el 22 de enero de 1980.
Con el advenimiento de la guerra civil, a pesar de no ser teatro de operaciones militares, la situación en las calles de la capital era de zozobra.
Desapariciones forzadas, bombas y paros de transporte público eran habituales.
En esos años, un acontecimiento en especial asoló el área metropolitana: el terremoto de 1986, el cual, además de cobrarse alrededor de 1.500 vidas, destruyó muchos de los edificios del «centro histórico».
Otro de los momentos más criticos ocurrió con la denominada «ofensiva final» del 11 de noviembre de 1989.
La firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, el 16 de enero de 1992, terminó con la guerra.
En esos días, en el centro histórico se desarrollaron diversas muestras de júbilo, especialmente el 1 de febrero, con el cese oficial de las acciones militares.
A pesar de este logro histórico que puso fin a la violencia politica, nuevos retos aparecieron con la progresión de la violencia delincuencial.