Manuel José Arce y Fagoaga
Nació en San Salvador, el 1º de enero de 1787, veinte años después que el Padre Delgado.
Manuel José Arce, figura de la política centroamericana, que tomó parte, juntamente con muchos políticos, en los movimientos de 1811.
Fue Arce el Primer Presidente de Centro América, viéndose obligado a renunciar al ser abandonado por el partido liberal.
Dejada la Presidencia se retiró a México.
Poco después volvió a su patria, pero pronto fue obligado a refugiarse en Honduras.
Pobre y abatido por sus últimos fracasos murió el 14 de diciembre de 1847, siendo sus restos sepultados en la Iglesia de La Merced, de San Salvador.
Santiago José Célis
Nació en la ciudad de Ahuachapán, el año de 1782. A los 18 años obtuvo el grado de bachiller en Medicina de la Universidad de San Carlos, en Guatemala, y 2 años después su doctorado.
A su regreso a El Salvador contrajo matrimonio con doña Ana Andrea Cañas, prima hermana del Prócer José Simeón Cañas.
Fueron sus hijos Santiago José y Leoncio Francisco.
Participó en el movimiento revolucionario que culminó con el Primer Grito de Independencia de Centro América, el 5 de Noviembre de 1811; pero su mayor participación la tuvo en el movimiento del 24 de enero de 1814, a raíz del cual fue hecho prisionero y encerrado en el Cuartel del Fijo de San Salvador.
Murió trágicamente en esas cárceles cuando sólo contaba 32 años de edad, el 17 de abril de 1814.
Pedro Pablo Castillo
Nació en el Barrio de Candelaria el 29 de julio de 1780, de una familia humilde de origen y pocos bienes de fortuna.
Estuvo junto con Delgado, Arce y Rodríguez para la insurrección de 1811, y fracasado el primer movimiento revolucionario, continuó trabajando por el idea de la libertad, siendo electo en 1814, Alcalde de San Salvador, después de Juan Manuel Rodríguez.
La Comuna en manos de esos patriotas, hizo fácil la nueva intentona de la Independencia de 1814.
Pedro Pablo Castillo, al mando de un pequeño grupo de patriotas, ocupó militarmente la parroquia de San Francisco y de acuerdo con Juan Manuel Rodríguez, quien a la cabeza de otro puñado de valientes, se habían posesionado de otros lugares, hizo frente a las tropas realistas que intentaban sofocar el movimiento.
Aquí fue donde, provocado por Zaldaña, se batió, dejando muerto en el campo al Jefe realista.
Por esta razón, fracasado nuevamente el movimiento revolucionario, su cabeza fue puesta a precio por las autoridades españolas, viéndose obligado a emigrar a Jamaica, donde murió antes de 1821, sin ver el fruto de sus patrióticos anhelos: la Independencia Centroamericana.